Presentación

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Este año 2020 se cumplen trescientos años del nacimiento de una de las personalidades más importantes de la historia del libro español. Se trata de Antonio Sancha que, aunque había nacido en Torija (Guadalajara), partido judicial de Brihuega, se trasladó a Madrid donde contribuyó a dar al libro un protagonismo esencial en aquella España del siglo XVIII en la que, además, se dieron unas circunstancias favorables gracias al importante desarrollo cultural y al fomento del arte de la imprenta y el comercio del libro.

   Antonio Sancha fue librero, editor, impresor y encuadernador y todos estos trabajos supo realizarlos con gran maestría. En la Biblioteca de Castilla-La Mancha se conservan, por ejemplo, los cinco volúmenes del Parnaso español, que Sancha editó con Joaquín Ibarra como impresor o la Gramática griega impresa por Antonio Pérez de Soto. Aunque donde mejor se puede rastrear su huella es en el gran número de libros salidos de sus prensas que conserva la Colección Borbón-Lorenzana. Sancha fue uno de los mejores impresores de la historia del libro español y eso puede apreciarse en las obras de literatura que con tanto esmero imprimió: es el caso de Las Eróticas de Villegas, La Araucana de Ercilla, la Colección de Obras de Lope de Vega o el resto de volúmenes del Parnaso, por poner algunos ejemplos. También contribuyó a recuperar la historia de España con Las Crónicas de los Reyes de Castilla y fue impresor de las instituciones culturales más prestigiosas del país. Se supo rodear, además, de los mejores ilustradores, tanto pintores como grabadores, que contribuyeron a embellecer unas obras ya de por sí impecables.

   La Biblioteca de Castilla-La Mancha también quiere resaltar la imagen del Sancha ilustrado que reunía en su casa a los más insignes eruditos del momento. Acudían a las tertulias que organizaba personalidades de la talla de Juan de Iriarte, Juan López Sedano o Antonio Campmany, entre otros, y Sancha aprovechaba este aprendizaje para llevarlo al terreno editorial.

   No podíamos tampoco obviar la figura de Gabriel Sancha que, instruido por su padre, heredó la imprenta y el negocio editorial. Su trabajo no desmereció del de su progenitor y, entre otras obras, imprimió una bella edición del Quijote con notas de Juan Antonio Pellicer. También heredó el taller de encuadernación y en esta exposición hemos querido mostrar algunos ejemplares con decoraciones propias del taller de los Sancha.

   En definitiva, con esta exposición pretendemos poner en valor la figura y la obra de Antonio Sancha y rendirle un merecido homenaje cuando se cumplen trescientos años de su nacimiento en aquella tranquila población alcarreña de Torija, a la que cambió por una vida dedicada al libro en la villa y corte.

 

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