La biblioteca de Buero

Sumergirse en la biblioteca personal de Buero Vallejo es hacer un recorrido por los grandes autores de teatro del siglo XX. Algunos de ellos influyeron en su obra, otros fueron sus contemporáneos y todos, a buen seguro, contribuyeron en mayor o menor medida en su manera de hacer teatro. Desde el clásico José Echegaray (1832-1916), hasta Azorín (1873-1967) o Jacinto Benavente (1866-1954). Echegaray fue el primer español en conseguir el Premio Nobel de Literatura en 1904 y, si bien su obra dramática no era de una calidad excepcional y la obtención del premio estuvo rodeada de polémica, él gozaba de gran prestigio tanto literario como en otras facetas de su vida. Otro renovador del teatro fue Jacinto Benavente. Recurrió a la comedia para hacer sátira social con unos diálogos vivaces y de gran calidad. También obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1922. A Azorín se le conoce más por su labor de ensayista y novelista, aunque escribió once piezas teatrales y varios escritos sobre este género.

  También leía Buero a los grandes clásicos teatrales de la generación anterior a la suya como Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936) o Federico García Lorca (1898-1936). Ambos crearon una forma de hacer teatro innovadora que no pasó desapercibida para el gran dramaturgo alcarreño. Tanto es así que les dedicó la obra Tres maestros ante el público: Valle Inclán, Velázquez, Lorca.

   Y las obras de Miguel Mihura (1905-1977),precursor del teatro del absurdo, están cargadas de ingenio y un humor renovador. Su pieza más representativa, Tres sombreros de copa, es uno de los grandes hitos del teatro contemporáneo español.

Otras obras literarias incluidas dentro de su biblioteca personal orientan acerca de sus preferencias lectoras. De autores a caballo entre los siglos XIX y XX aparecen obras de Benito Pérez Galdós (1843-1920) y de Miguel de Unamuno (1864-1936). Galdós comenzó acercando la técnica novelística, en la que fue un maestro, al teatro. Creó así las novelas dialogadas, algunas de las cuales fueron posteriormente convertidas en piezas teatrales para ser llevadas a los escenarios.  Por su parte, Unamuno se alejó de las tendencias de su tiempo para hacer un teatro “desnudo” desprovisto de ornamentación, de intriga, casi de acción. Todo con el fin de educar al espectador.

   Autores más cercanos cronológicamente a Buero son Rafael Alberti (1902-1999) y Alejandro Casona (1903-1965). Alberti quiso renovar el teatro de su tiempo reaccionando frente al teatro de carácter cómico y comercial, más bien destinado a la burguesía acomodada. Alejandro Casona  transformó la comedia burguesa introduciendo en ella elementos como la fantasía o la lírica. Su obra tiene el mérito de haber gozado de gran éxito tanto en tiempos de la República como en su exilio en Argentina y  durante  la dictadura.

    Entre los autores plenamente contemporáneos de Buero aparecen Francisco Nieva (1924-), Alfonso Sastre (1926-) y Antonio Gala (1936-). Nieva, autor nacido en Valdepeñas (Ciudad Real) formó parte del movimiento llamado Postismo (una síntesis de todas las vanguardias anteriores) y estuvo en contacto con autores como Ionesco o Beckett. Fue Premio Nacional de Teatro en 1980. El teatro de Sastre tiene una fuerte carga social. Sus obras tuvieron escasa presencia en escenarios comerciales durante la dictadura, lo que le llevó a polemizar con Buero sobre la función del teatro. Recibió el Premio Nacional de Literatura Dramática en 1993. Y Gala incluyó en su teatro abundantes recursos líricos. Recibió el Premio Nacional de Teatro Calderón de la Barca en 1963.

Sin ninguna duda los grandes dramaturgos de la escena internacional del siglo XX tienen un lugar destacado en la biblioteca personal de Buero Vallejo e influyeron en su concepción del teatro. Un claro exponente de la literatura realista fue el ruso Máximo Gorki (1868-1936). En su primera obra de teatro, Los pequeños burgueses (1902), muestra una familia de clase media apegada al dinero y a su posición.

   Antonin Artaud (1896-1948), Albert Camus (1913-1960) y Françoise Sagan (1935-2004) eran de nacionalidad francesa, aunque su concepción del teatro fue bien distinta. Artaud fue un teórico del género. En Teatro de la Crueldad (1932) y El Teatro y su doble(1938) expuso que el objetivo del teatro es sorprender e impactar al espectador a través de escenas inesperadas y desconcertantes. Aproximadamente en las fechas en las que Artaud publicaba estas dos obras, un joven Camus fundó en Argel una compañía de teatro aficionado. Sería su primer contacto con el género. Más tarde escribiría obras como El Malentendido(1944) o Calígula(1945), ambas consideradas teatro del absurdo. Por otra parte, la escritora Françoise Sagan utilizó su literatura para arremeter contra los valores morales de la burguesía de su tiempo. Tuvo una notable producción teatral.

   Otro representante del teatro del absurdo fue el irlandés Samuel Beckett (1906-1989). Su obra Esperando a Godot(1952) es todo un clásico del género. En otro registro Arthur Miller (1915-2005) fue un escritor comprometido que denunció las injusticias de la sociedad norteamericana. A quien seguro leyó fue al alemán Peter Weiss (1916-1982) cuya obra más famosa, Marat-Sade (1964), fue un auténtico escándalo en los años finales del franquismo.

Entre los autores extranjeros que Buero leyó y trabajó para la construcción de su propia dramaturgia destacan tres de lengua alemana. El primero fue Bertolt Brecht (1898-1956) uno de los críticos más activos contra el Nacionalsocialismo, la guerra y el Holocausto, quien tuvo que exiliarse por su oposición a Hitler. Brecht fue uno de los grandes renovadores del teatro del siglo XX al ser el precursor del llamado teatro épico, un tipo de teatro comprometido que pretendía que el espectador se distanciara de la escena para hacerlo reflexionar. Buero admiró a Brecht y, aunque no estuviera en todo de acuerdo con su concepción del teatro, en su biblioteca pueden encontrarse tanto sus obras como estudios sobre el autor alemán. Esta edición en lengua original de Madre Coraje y sus hijos (1941) tiene anotaciones manuscritas del propio Buero.

   El también alemán Günter Grass (1927-2015), premio Nobel de Literatura, autor mucho más conocido por su obra narrativa, escribió Los plebeyos ensayan la rebelión(1966), obra en la que el mismo Brecht es protagonista por su posición ambigua ante la represión que la RDA llevó a cabo contra un levantamiento popular en Berlín Este en 1953. Otro dramaturgo en lengua alemana fue el suizo Friedrich Dürrenmatt (1921-1990) que con La visita de la vieja dama(1956) trata temas como la corrupción, la venganza o el poder del dinero.

   Entre las lecturas de Buero se incluyen las obras de Gabriele D'Annunzio, (1863-1938), considerado el ideólogo del fascismo italiano; Eugene O’Neill (1888-1953), dramaturgo estadounidense y Premio Nobel de Literatura, que incluyó en sus obras nuevas técnicas teatrales; o las de Graham Green (1904-1991). Es de destacar también una obra de  Eugène Ionesco (1912-1994), otro de los grandes representantes del teatro del absurdo.

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