De visita en la ciudad
Casiano Alguacil está considerado como uno de los mejores fotógrafos de la segunda mitad del siglo XIX en nuestra región, y como el fotógrafo de Toledo por excelencia. Su producción se inició ya avanzada la década de 1860 y continuó hasta los primeros años del siglo XX. Durante esos cuarenta años sus inquietudes artísticas le llevaron a reproducir detalladamente la Catedral de Toledo, las calles y plazas de la ciudad, así como algunos de sus conventos e iglesias (caso de San Juan de los Reyes). También reprodujo libros de la colección Borbón-Lorenzana, hoy en la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha, o cuadros de El Greco… El Archivo Municipal de Toledo conserva en la actualidad la mayor parte del legado original de este artista, que fue concejal de la ciudad durante la Primera República.
Galdós visitaba con mucha frecuencia Toledo, además de las largas temporadas que pasaba en «La Alberquilla» propiedad de su amigo Sergio Novales. Incluimos en esta vitrina la obra de su gran amigo Gregorio Marañón que ya visitaba el hogar de D. Benito en Madrid cuando era pequeño junto a su culto padre, también amigo de Galdós y tertuliano en la casa del novelista. De ahí su enraizado aprecio y confidencias. Esta amistad se afianzó y creció a lo largo de los años hasta la muerte del literato ya que Marañón era su “mágico doctor de cabecera”: Galdós llamaba a Marañón “La facultad”.