Cuentos de León
En 1991 se publican los dos volúmenes de Cuentos tradicionales de León recogidos por Julio Camarena como colaborador externo de la Cátedra-Seminario Menéndez Pidal, de Madrid.
El trabajo de recolección en esta ocasión está más planificado que en la compilación de los cuentos ciudadrealeños, en parte por la experiencia adquirida y en parte también por la dificultad que le plantea esta recogida (distancias, ser ajeno a la comunidad de informantes, etc.). Julio Camarena utiliza una metodología muy afinada para este proyecto: selecciona comarcas dispersas y, en cada comarca, elige dos o tres pueblos siguiendo unos criterios concretos (que la televisión no hubiera llegado; que estuvieran muy aislados, o al contrario, que estuvieran al borde de rutas muy transitadas, etc.). Al mismo tiempo trata de que su trabajo como recopilador interfiera lo menos posible en los textos (decía, literalmente: “difuminar la presencia del encuestador”) y articula un cuestionario en dos niveles: uno para desinhibir al informante, para que entre en calor y la memoria de cuentos se active, y otro con motivos y tipos previsibles, posibles, en la zona.
Un trabajo magnífico que nos legó una colección excelente de cuentos tradicionales.
Este trabajo de recogida hizo que Julio y Maxime fueran más conscientes, si cabía, de la vitalidad de la tradición oral en esos años.
Escribe Julio a Maxime el 13 de marzo de 1988: “Comparando mi colección con la recogida por Espinosa hijo en Castilla y León se podría pensar que la tradición oral no se ha perdido tanto en este medio siglo. O acaso sí: son otros tiempos: yo he podido llegar hasta los pueblos más recónditos, he dispuesto de unos medios técnicos mejores…”
Escribe Maxime a Julio el 6 de diciembre de 1985: “Pero tu trabajo me ha llevado a una revolución mental que me atreveré a calificar de copernicana: antes pensaba que el centro de la tradición “occidental” era en Brasil, ahora opino que es España. Es hermoso descubrir cosas tan importantes.”