Siglo XV. Sevilla. El primer libro ilustrado.
A finales del siglo XV Sevilla era una ciudad próspera: la población se había duplicado durante esta centuria y contaba con una industria manufacturera importante. Además, a partir de 1492, con el descubrimiento de América, se convirtió en el puerto europeo hacia el Nuevo Mundo, lo que le confirió una extraordinaria relevancia a nivel comercial y un marcado carácter cosmopolita. No es, pues, de extrañar que fuera uno de los lugares elegidos para el establecimiento de talleres de imprenta.
Entre todas las obras salidas de las prensas sevillanas destaca Fasciculus temporum, una historia del mundo escrita por el monje cartujo Werner Rolevinck. Impresa por vez primera en 1474 en Colonia, de la primera edición española se encargaron en 1480 Alfonso del Puerto y Bartolomé Segura, quienes la dotaron de ilustraciones xilográficas que representan escenas y personajes bíblicos, y vistas de ciudades que sirven para una mejor comprensión del texto, lo que la convierte en el primer libro impreso ilustrado español.
Muy importante fue también la actividad del taller del alemán Meinardo Ungut y el polaco Estanislao Polono, quienes habían acudido a Sevilla llamados por los Reyes Católicos. Se establecieron en 1490 y su producción fue mayoritariamente religiosa. En 1495 imprimieron Crónica del rey Don Pedro y de los reyes Enrique II y Juan I de Castilla, del poeta e historiador Pedro López de Ayala.
Otros talleres fueron los de Pedro Brun y Juan Gentil, que en 1492 sacaron a la luz la obra Nobiliario, de Fernando Mejía, ilustrada con grabados de tema heráldico, y el de los Compañeros Alemanes formado por Pablo de Colonia, Juan Pegnitzer, Magno Herbest y Thomas Glockner, quienes imprimieron en 1491 la obra Vidas, de Plutarco, entre otros títulos.