La enseñanza de la cartografía: siglo XIX
El siglo XIX, con el auge del nacionalismo, fue testigo de un notable desarrollo de la cartografía moderna, con grandes inversiones por parte de los gobiernos europeos en la creación de servicios cartográficos nacionales y el establecimiento de redes geodésicas normalizadas, lo que permitió la publicación durante este siglo de mapas topográficos de gran escala, con un nivel de detalle sin precedentes. En este desarrollo tuvieron un gran peso las instituciones militares, dada la evidente utilidad de la cartografía detallada en la planificación de los movimientos de los ejércitos. Sin embargo, la modernización de los estados, auspiciada por el reformismo liberal, impulsó también el desarrollo cartográfico con el fin de informar el desarrollo territorial (redes de transporte, fomento de la agricultura, etc.
Este desarrollo estuvo muy relacionado con el de la enseñanza de la geografía. En España, a principios del siglo XIX, a pesar de las penurias que sufría la enseñanza a causa de la inestabilidad política y la falta de recursos, destaca la figura de Isidoro de Antillón y Marzo, que divulgó los mejores métodos (topográfico, gráfico y comparativo) para el aprendizaje de esta ciencia desde su cátedra de Geografía del Seminario de Nobles en Madrid. A finales del siglo, José Robles y Guirado presenta un manual de historia para enseñanza primaria con mapas intercalados para aplicar el estudio de la Geografía en la Historia.