Biblioteca de Castilla-La Mancha

Nueva etapa en las bibliotecas públicas de Toledo. Siglo XX

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83. Mueble de catálogo


Actualmente estamos acostumbrados a consultar el catálogo de las bibliotecas desde una pantalla, usando un formulario de búsqueda, ya sea en un ordenador o el propio teléfono. Pero no hace tanto tiempo estas herramientas no estaban al alcance de instituciones como las bibliotecas. Las descripciones de los libros se mecanografiaban en fichas de cartulina de tamaño normalizado, que se ordenaban por orden alfabético (de autores, de títulos, de materias, etc.) y se disponían
en cajones agrupados en archivadores como el que aquí exponemos. Este catálogo manual pertenece a la Biblioteca Pública de Toledo.

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84. Inauguración y nuevos espacios

La inauguración de la Biblioteca Pública de Toledo en la Casa de la Cultura el 7 de junio de 1966 fue un acontecimiento en la vida cultural de la ciudad, que contó con la asistencia de diversas autoridades encabezadas por el Ministro de Educación y Ciencia, Manuel
Lora Tamayo, junto a la directora de la Biblioteca, Julia Méndez Aparicio.


El nuevo espacio de la Biblioteca contaba con una escalera de acceso, Salón de Actos y Sala de Lectura, donde se adecuaron las estanterías del siglo XVIII procedentes de la Biblioteca Arzobispal creada por Lorenzana. Además, el resto del mobiliario de la Sala -mesas y sillas-
se fabricó con el mismo estilo de las estanterías originales. Cerca de la entrada de la Sala se encontraba la Hemeroteca, con un pequeño expositor para la prensa y revistas junto a mobiliario más cómodo e informal para una consulta más relajada de ese tipo de documentos,
siguiendo el mismo estilo original del XVIII.

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85. Sala Infantil: dos ubicaciones


La Sala Infantil se encontraba inicialmente en la planta baja del edificio, sin embargo, en el año 1983, debido a los continuos problemas de espacio, se trasladó a unas dependencias anejas en el edificio del Convento de Santa Fe que el Ministerio había adquirido a las Hermanas
Ursulinas en 1979 para ampliar las dependencias de la Biblioteca Pública. El espacio liberado con el traslado de la Sala Infantil fue destinado a la nueva Sala Borbón-Lorenzana donde se instalaron las estanterías del siglo XIX con parte de la colección patrimonial.

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86. Sala Infantil: colecciones y préstamo


Actualmente el préstamo de libros se realiza mediante un software especializado de gestión bibliotecaria. Pero en aquellos años 60 y 70 del siglo XX todo se realizaba manualmente. Todavía se recuerda el préstamo manual, en el que la ficha que aparecía en una bolsita adherida al libro -el bolsilibro- se adjuntaba a una copia del carnet y se archivaba en unos ficheros manuales ordenados por la fecha de devolución.

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87. Sala de Investigadores y Sala Borbón-Lorenzana

La Sala de Investigadores se situaba en la segunda planta del edificio y en ella estaba ubicado el Archivo Histórico Provincial hasta su traslado en 1992 al antiguo convento dominico de Jesús y María en la calle Trinidad, donde tiene actualmente su sede. Estaba decorada con parte de las estanterías que habían alojado los libros en la primitiva Biblioteca Arzobispal desde 1773. Son estas las mismas estanterías que podemos ver hoy en la Sala Juan Sánchez de la Biblioteca de Castilla-La Mancha. Después de adquisición del contiguo Convento de Santa Fe y posterior traslado de la Sala Infantil a este nuevo lugar, se creó la Sala Borbón-Lorenzana en el espacio que quedó vacante. En esta ocasión se equipó con las estanterías del siglo XIX procedentes del Hospital de Santa Cruz, que era la anterior ubicación de la Biblioteca Pública. La Sala fue trasladada completa en 1998 a su actual espacio en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, donde hoy se conserva parte de la colección de libros antiguos, siendo, además, un excepcional espacio expositivo.

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88. Memorias de la Biblioteca Pública de Toledo y Centro Coordinador de Bibliotecas

Entre 1959 y 1980 el Centro Provincial Coordinador de Bibliotecas publicó anualmente sus Memorias, que incluían también las de la Biblioteca Pública Provincial, las de las bibliotecas municipales y del servicio de bibliobuses. Estas Memorias constituyen una fuente
valiosísima sobre la historia de las bibliotecas en nuestra provincia y en el conjunto de España en los años centrales del siglo XX. Contienen datos muy interesantes sobre el estado y desarrollo de las bibliotecas municipales, de los logros y problemas de la Biblioteca Pública Provincial, así como de sus recursos y necesidades. También son una fuente de información sobre los programas de extensión bibliotecaria que el Centro Coordinador impulsaba, especialmente el de maletas viajeras y, desde el año 1973, los bibliobuses. Por último, la información de las actividades de la Casa de la Cultura, que detallan
la programación que desarrollaba en cada año, da una idea muy aproximada de la vida cultural de la ciudad.

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89. Centro Coordinador de Bibliotecas: maletas viajeras y bibliobuses

En 1959 el Centro Coordinador contaba con un servicio de extensión bibliotecaria consistente en un conjunto de 34 lotes, todos distintos, de unos 75 a 80 libros, dispuestos en una maleta. El servicio se había iniciado ya en 1956 con 20 lotes, emulando un proyecto anterior desarrollado con éxito en la provincia de Soria. Estas maletas viajeras rotaban cada tres meses entre los pueblos que se adherían al proyecto.


El 9 de julio de 1973 empiezan a rodar por las carreteras de la provincia de Toledo los dos primeros bibliobuses de la flota que habría de dar acceso cercano a un servicio de biblioteca pública a todos los municipios de la provincia. Este fue un proyecto pionero, ya que otros anteriores en nuestro país se habían destinado a cubrir necesidades específicas en situaciones extraordinarias como el campo de batalla durante la Guerra Civil, o a espacios limitados, como el extrarradio de grandes ciudades como Madrid, Zaragoza u Oviedo.


Casi un año después, el 6 de junio de 1974, la flota se reforzó con otros dos vehículos, lo que permitió, tras reestructurar las rutas, duplicar la frecuencia con la que se visitaba cada parada.


Cada bibliobús contaba con un encargado bibliotecario y un conductor. Los bibliobuses salían cinco días a la semana, de lunes a viernes, dejando el sábado para realizar labores técnicas o de mantenimiento de los vehículos. Cada día se visitaban entre tres y cuatro municipios,
con paradas de unas dos horas de duración. Cuando las paradas eran lejanas a la base en la capital, el bibliobús y sus ocupantes pernoctaban en la última del día. Como resultado, el personal sufría jornadas laborales draconianas, de unas 12 horas cada día.


Esta situación condujo al colapso del servicio en 1976, cuando los trabajadores se negaron a hacer horas extraordinarias, por lo que el servicio se interrumpió. Como solución se proyectó comprar dos nuevos bibliobuses, más otro adicional que actuara como vehículo
de reserva en caso de avería. El objeto de esta ampliación era que cada uno de ellos realizara rutas más cortas, de modo que las jornadas no excedieran la reglamentaria. Sin embargo, los nuevos vehículos no llegaron a comprarse, así que cuando el servicio se reanudó, tras la reestructuración de las rutas, en 1979, varios municipios quedaron sin servicio, teniendo que abandonarse el ambicioso objetivo de dotar al 100% de la población de la provincia de un servicio de biblioteca pública.

La creación del Centro Provincial Coordinador de Bibliotecas en 1956 marca el inicio de una nueva etapa en los servicios bibliotecarios de la provincia de Toledo.
Ese mismo año el Centro Coordinador organiza un cursillo de formación para los encargados de las bibliotecas que ya existían en la provincia, y comienza a dotarlas de libros. No obstante, el número de bibliotecas es todavía muy escaso, el personal está pobremente cualificado y peor remunerado, ocupando locales deficientes en ubicaciones generalmente inadecuadas. Así, la provincia cuenta solamente con la Biblioteca
Provincial, que ocupa parte del Hospital de Santa Cruz en la capital, y 11 bibliotecas públicas municipales en Alcaudete de la Jara, Belvís de la Jara, Consuegra, Corral
de Almaguer, La Guardia, Madridejos, Los Navalmorales, Los Navalucillos, La Puebla de Almoradiel, Sonseca y Talavera de la Reina, de las cuales dos -Madridejos y Los Navalucillos- se encuentran en trance de desaparición. Para paliar esta escasez, el Centro Coordinador pone en marcha en este mismo año 1956 un servicio de extensión bibliotecaria consistente en la distribución de lotes de libros para poblaciones que
no contaban con biblioteca, las denominadas Maletas Viajeras que, rotando cada tres meses, dotan de lectura a otros 25 municipios.


Diez años después, en 1966, con la figura de Julia Méndez Aparicio ya a la cabeza del Centro Provincial Coordinador y de la Biblioteca Pública, se alcanza un segundo hito con la inauguración de la Casa de la Cultura de Toledo, a la que se trasladan la Biblioteca Pública y el Archivo Provincial. Además, en este mismo año, se reunifica la colección de la antigua Biblioteca Arzobispal, que en 1940 se había dividido para dotar con más de la mitad de sus fondos la destruida biblioteca del Seminario Mayor.


Las nuevas instalaciones de la Biblioteca Pública en el ala del edificio del Hospital de Santa Cruz que da al Paseo del Miradero suponen una notable mejora mismo edificio. Así, el nuevo emplazamiento cuenta con una Sala Infantil-Juvenil de 66 puestos de lectura, una Sala de Lectura para adultos con 49 puestos, y otra para investigadores con otros 15 puestos. Además, se abre un Salón de Actos con 200 plazas y un patio apto también para realizar actos culturales en los meses más cálidos. Se completan las instalaciones con 5 depósitos, uno de ellos equipados con el entonces innovador
sistema Compactus, así como salas de trabajo para el Archivo y el Centro Coordinador.


En el equipamiento de la biblioteca destacan las estanterías de las Salas de Lectura para Adultos y las de la Sala de Investigadores, mismo mobiliario que, encargado
por el entonces arzobispo Lorenzana al maestro carpintero Medardo Arnol, alojaron la colección de la Biblioteca Pública Arzobispal desde 1773, y que, en parte, pueden hoy admirarse en la Sala Juan Sánchez de la actual Biblioteca de Castilla-La Mancha.


Lamentablemente, a sólo un año de la inauguración, en 1967, las instalaciones empiezan a quedarse pequeñas. Primero, la Sala de Lectura no es capaz de absorber la gran demanda de puestos de lectura. Más adelante, en 1970, los depósitos donde se conservan los libros amenazan con quedar saturados en un plazo de 3 años. Así, en 1974, la Biblioteca debe renunciar al Salón de Actos, y con ello reducir su oferta de actividades culturales, para dedicarlo a depósito.


Pese a esta situación, en 1973 se alcanza un nuevo hito en los servicios bibliotecarios de nuestra provincia. La Dirección General de Archivos y Bibliotecas del Ministerio
de Educación y Ciencia, por mediación del Gobernador Civil, adquiere dos bibliobuses para dar servicio a los municipios toledanos que no cuentan con biblioteca fija, permitiéndose, por primera vez en España, que toda la población de una provincia tenga acceso cercano a un servicio de biblioteca pública. Un año después se adquieren otros dos vehículos, lo que permite duplicar la frecuencia de las paradas. Esta red de bibliobuses es una de las primeras con carácter provincial en España, aprovechándose esta circunstancia para aumentar su valor como modelo que puede extenderse a otras provincias. No obstante, ya en 1976 el servicio tiene que suspenderse durante dos años para reorganizarse ante la imposibilidad de mantenerlo con unas condiciones laborales dignas. En la actualidad, este servicio que cumple 50 años se incluye dentro de la Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha, con un total deocho bibliobuses en funcionamiento.